El segundo libro de Mara Turing (El Renacer del Mal) está a la vuelta de la esquina. Vosotros, mis jóvenes hackers, sois legión. Crecéis en número cada día y yo no puedo más que agradeceros tanto cariño y apoyo.
¿Una muestra? Mirad uno de los chats que recibimos esta semana:
Su hijo “no para de preguntar” por el siguiente libro. ¿No es maravilloso? Creedme, lo es. Pero si este tipo de comentarios no fuera suficiente, también están los fans de Mara Turing que son unos cracks con el lápiz, el ratón, el móvil o lo que tengan cerca para dibujar.
En esta entrada del blog he decidido recoger algunos de ellos. Si tienes algún #FanArt de Mara, Noa, Daniel (o, incluso, Hermes…) envíanoslo a info@maraturing.com con tu nombre y lo publicaremos.
Eso hicieron Marta y Andrés con este resultado tan bonito:
Ese lettering en verde es precioso. Pero ¿qué me decís de las cadenas en código binario? A ver si adivináis qué pone ahí…
Por otro lado están los lectores que disfrutan con el #PixelArt. Para alguien como yo que se crió con videojuegos de 8 bits es una delicia ver cómo esa forma tan especial de ver las formas ha trascendido en el tiempo.
Mirad la visión tan bella y cuadriculada que tiene Ana de la escuela de programación para niños, How I Learned Code, de Mara, Noa y Daniel:
En otros casos nos encontramos a chicas como Lucía que, con 12 años, ya nos demuestra que no solo se le da bien Scratch, sino también dibujar y colorear a las mil maravillas:
En este blog hablamos mucho de programación, STEM, ciencia… pero eso no es óbice para que destaquemos algo tan sensacional, único y enriquecedor como es la creatividad.
Las personas que más han influido en la evolución de la informática desde sus inicios eran mujeres y hombres que combinaban amor por las ciencias y las letras. Desde Ada Lovelace a Steve Jobs, pasando por Vannevar Bush o el mismísimo Alan Turing. Ellos concibieron ordenadores que no solo servían para procesar listados numéricos y automatizar tareas. Vislumbraron un futuro donde las máquinas y los seres humanos se enriquecían mutuamente, y fantasearon con un mundo en el que los robots eran creativos o tenían sentimientos.
Viendo las creaciones tan bonitas que hacéis, estoy seguro de que podréis ayudar a construir máquinas (hardware) y programas (software) que contribuyan a hacer realidad los sueños de esos genios que posibilitaron, por ejemplo, que yo esté escribiendo este blog y vosotros lo estéis leyendo desde cualquier lugar del mundo.