Pasan los días y voy agotando las cajas de libros que traje desde la imprenta. Diez cajas hasta arriba de ejemplares relucientes que fueron cayendo, una a una, en las dos últimas semanas. Solo queda una y no me durará más de dos o tres días.
Es momento de disfrutar con el buen funcionamiento de la novela, sí, pero también para agradecer la buena acogida que ha tenido mi primera novela y para escuchar las vocecillas de algunos peques que me piden ya la segunda parte. ¡Tranquilos! Ya está en proceso…
La experiencia de sacar un libro debe incluir una visita —fundamental— a la librería del barrio. Allí me presenté ayer con cinco libros metidos en una bolsa de tela para dejárselos personalmente a Irene, la persona encargada de mimar a los lectores que la visitan con frecuencia en Anteo para que les recomiende nuevas historias en las que sumergirse.
—Aquí me traes a tu hijo, ¿no?
Cuando me dijo eso supe que ya le había dado la lata lo suficiente a Irene en los meses anteriores. “Estoy escribiendo un libro y te lo traeré aquí en cuanto lo tenga”, le decía cada sábado por la mañana cuando visitaba su tienda. Dicen que lo ideal es empezar a hablar de tu nueva obra unos seis meses antes de ponerla en el mercado. Esa parte la hice bien.
Apenas hablamos del precio. En realidad es la parte que menos me importa. Quiero que esta historia sea devorada por el máximo número de personas posible y que, una vez lo hagan, deseen leer el segundo. Es la suerte de escribir por placer.
Me fui a casa con una sonrisa de oreja a oreja y sabiendo que allí cuidarán bien a la pequeña Mara. Llegué a casa, puse al día los buzones de correo electrónico y toqué un rato la guitarra eléctrica antes de seguir afinando la campaña de marketing de guerrilla que estoy haciendo para dar a conocer mi primer libro.
En medio, Amparo se fue a practicar Hapkido. A la vuelta, ya con la noche cerrada, se detuvo en el escaparate de Anteo para sacar esta foto.
Pasaron por mi mente muchos momentos: cuando me puse a escribir los primeros veinte folios con el argumento completo de la saga de Mara Turing, cuando empecé a hilvanar la línea de tiempo completa (desde los años anteriores al nacimiento de la protagonista hasta… ¡ejem! No puedo hacer spoilers), el proceso de redacción, corrección, edición, maquetación, creación de ilustraciones, reuniones con los amigos de Samarcanda… Y ahí están Mara, Noa y Daniel, rodeados de historias y aventuras diseñadas para hacer soñar a las generaciones que vienen pisando fuerte.
Os dejo, que estoy elaborando la trama de la segunda parte.
¡¡¡Deseando llegar al final de esta fantastica novela!!! Qué poco me queda, pero en realidad…¿qué voy a hacer cuando acabe? No tardes en sacar la segunda parte… ¡ya estoy impaciente!
Muy buen trabajo. Enhorabuena