Ver la cara de los jóvenes que han recibido los primeros 150 ejemplares de mi primer libro no tiene precio. Oír sus preguntas, tampoco: “Eso es un plástico“, “¿Para qué sirve eso de colores?“, “¿Esto dónde se mete?“, “¿Dentro hay cosas?“…
Esas son solo algunas de las cuestiones que han surgido en torno a los primeros ejemplares de Mara Turing y el Despertar de los Hackers. Como sabéis, prometí a los compradores madrugadores obsequiarles con un regalo personalizado. Tratándose de un libro de aventuras de niños programadores, ¿qué mejor que acudir a un referente vintage del almacenamiento en los años 80 y 90?
Que mamás y papás hayan dedicado tiempo a debatir con sus vástagos sobre un disco de tres pulgadas y media es emocionante. Recibir tantas muestras de cariño y sorpresa me ha encantado, la verdad.
Ya tengo el libro!! tiene buenísima pinta!!! @MaraTuring pic.twitter.com/LvZTdnzqGI
— Valeria Corrales (@valeriacch7) 13 de noviembre de 2018
¿Qué representa el disquete? Una forma de hacer tangible la capacidad y la memoria electrónica con un objeto que llama la atención por su color, sus partes móviles y su tamaño.
¿Por qué? Porque los jóvenes nacidos del año 2000 en adelante apenas han llegado a contactar con el CD. Directamente han disfrutado de almacenamiento en el interior de sus móviles o en la nube.
Pero la memoria donde se guardan fotos, documentos, música o vídeos tiene siempre un apartado físico. Ese disco representa visualmente a un contenedor de bytes.
Una vez comprendido eso hay que explicar que eso se insertaba en un ordenador que lo leía a una velocidad muy inferior a la que estamos acostumbrados ahora. Los discos duros normales “vuelan” al lado de un disquete. Un disco de estado sólido (SSD) es un rayo cósmico…
También se puede explicar todo utilizando Fortnite como unidad de medida. Cuando explicas a una joven que en un minuto de partida ha enviado —y recibido— el equivalente a unos 100 disquetes por el aire o por un cable, comienzan a entender las cosas un poco mejor.
Los skins de los personajes de Fortnite ocupan varios disquetes. ¡Y es solo un “muñeco”!
Sin embargo, en uno de esos discos caben varios libros en formato de texto plano. ¿No es maravilloso?
Un disquete también da lugar a conversar sobre los formatos de compresión, la utilización del ARJ, el LZH, el RAR, el ZIP… o, incluso, el JPG, que no deja de ser una forma de reducir el tamaño en kilobytes de una imagen para que pueda ser transportada en menos tiempo y espacio.
La historia del disco
Todo empezó cuando puse que el primer libro vendría con un regalo personalizado. Tenía en mente el disco desde el primer momento la duda era si metía uno de 5 1/4 o uno de 3 1/2. La fragilidad del primero hizo que lo descartara pronto. En la mensajería podía quedar muy afectado.
Solo me faltaba encontrar disquetes de 3.5″ en 2018 a un precio asequible y que llegaran en tiempo razonable.
Entré en Amazon y busqué un poco. Nada a buen precio. Cajas de disquetes… ¡a 30€! ¿Estamos locos? Pensad que ahí dentro cabe únicamente 1,44MB. Vamos, que una foto hecha en un iPhone 8 ya no puede ser guardada ahí.
Indagando un poco, tiene sentido esa subida de precios: apenas se producen hoy en día y quienes los necesitan están dispuestos a pagar lo que sea necesario (oferta y demanda, vaya). Hay muchas máquinas (cajeros automáticos, gestores de semáforos…) que los emplean aún para tareas de actualización de firmwares, mantenimiento, etcétera.
Localicé un país donde el disquete parecía gozar todavía de cierta popularidad: Reino Unido. Contacté a través de eBay con alguna tienda y… ¡bingo!
Llegaron en unos 10 días. Pedí unos 200 porque conozco las debilidades del formato: sector cero defectuoso es igual a disco a la basura; chapa de metal doblada, ídem. Para que os hagáis una idea, el 30% de los discos que solicité traía algún defecto que lo convertía en inutilizable. Los de la marca Imation han sido los mejores, con diferencia. Cero unidades desechadas con esta marca.
Diseñé una pegatina, me compré papel adhesivo y una impresora (sí, en mi oficina trabajábamos todo en pantalla…). Así quedó la pegatina del disquete:
Trabajo en Mac, así que eso dificultó encontrar un buen software de esteganografía que sirviera también para PC. Tanto lo complicó que acabé instalando Windows 8 en mi iMac. OpenStego fue la opción elegida para codificar los mensajes. ¡Pero no pienso dar más pistas sobre cómo se descodifica!
Creé una lista con todos los compradores, rellené las pegatinas con la numeración correlativa y ajustada al orden de llegada de los pedidos, y me dispuse a crear mensajes personalizados para cada uno de los compradores. Esa tarea me llevó muchas horas, aunque estoy muy orgulloso de cómo invertí ese tiempo.
La edición limitada se agotó con bastante velocidad. Y ahora me piden más… ¡pero no es posible! Solo había 150. Si no, menuda edición limitada de pacotilla, ¿verdad?
Eso sí, para Black Friday es posible que haga otra edición especial, pero ya fuera de los 150 discos iniciales. Llevarían otro diseño, otra numeración…
Pues nada, ya sabéis lo que ha costado elaborar esos 150 disquetes. Espero que quienes tenéis uno lo miréis y lo valoréis como lo que realmente es: historia viva de la informática y precursor del almacenamiento portable para los ciudadanos normales como tú y como yo.
[…] esta saga decidió crear una experiencia personalizada para cada nuevo lector. Por eso, en España regalamos disquetes con El Despertar de los Hackers (2018) y cintas de casete con El Renacer del Mal (2019). En ambos casos se incluía un mensaje […]
Yo me instalé el macOS en el Windows…
Gracias. El libro tiene buena pinta y también me tiene demasiado intrigado el disquete. Como, ¿de qué sirve la clave que hay en el papel del disquete? ¿qué habrá dentro del disquete? Todo es un misterio, como el libro
Como mi nieto seguramente no conseguirá acceder a la información del disquete, voy a recurrir a un amigo “cacharrero” que es muy probable que tenga una disquetera.
Gracias.
No hace falta que vean el contenido del disquete, que por lo que yo sé se enviaba con el propósito de ver un “vintage” de las antiguas tecnologías de grabación. Lo más probable es que no contenga ningún dato relevante.
¡Hola Antonio! En realidad SÍ contiene información relevante. Cada uno de los 150 disquetes tienen un mensaje personalizado para cada lector.
Es decir, que sí hay información dentro del mismo y supone un reto el acceder a ella.
¡Gracias!
Me encantó la idea del disco de 3.5, y mis hijos siguen preguntados como se usa. De momento no he conseguido un lector, pero sigo en ello. La mayor (10 años) entusiasmada con la historia.
Ahora lo entiendo. El asunto era mostrar lo que actualmente es un “vintage” de las tecnologías de almacenamiento de datos. Eso es muy atractivo para los chavales que no llegaron ni siquiera a conocer esa tecnología. Si te hubiera conocido cuando buscabas este tipo de disquete, podía haberte regalado cientos de ellos que todavía guardo en mi trastero (al que llamo “la mierdera”). Te los ofrezco regalado si en el futuro los necesitas.
Efectivamente, Antonio. Es exactamente como comentas. ¡Si te hubiera conocido antes te habría pedido los disquetes! Muchas gracias 🙂